lunes, 8 de agosto de 2011

Por miedo

Es posible que sea por miedo. O por cobardía. En realidad podría tratarse de orgullo. O simplemente por pereza. Pero a lo largo de nuestra vida, son muchas las cosas que se quedan sin decir. Existen mil y un motivos que podrían justificar una decisión que solemos envolver en excusas estúpidas del tipo “no es el momento”, “no servirá de nada” o, la peor de todas, “seguro que le da igual”. Sin darnos cuenta de que, al final, las cosas que no dices… son aquellas que hacen más daño. Y tarde o temprano te terminas arrepintiendo de no haberlas dicho en su momento.

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