lunes, 15 de agosto de 2011

¿Príncipes azules?

  Que chorrada, eso si que es un buen cuento de hadas.
No hay príncipes azules, personas perfectas, no hay princesas, ni ranas que al besarlas se transformen en un apuesto caballero.
No hay un castillo con una princesa, ni un dragón que lo rodea.
De pequeña todas estás cosas son el motivo por el que sueñas en encontrar al chico de las películas americanas, al que encuentras por casualidad y te hace sentir como una princesa, que es la perfección hecha hombre, bah me río yo de eso.
Cuando creces, cuando no te importa el color de las pajitas, cuando te da igual quien se pone primero para tirarse del tobogán, cuando maduras, te das cuenta de que no hay príncipes, que no hay personas perfectas, y no lo digo porque yo sea la persona más imperfecta del mundo, porque no llegue ni a rozar la perfección, lo digo porque aún no se ha dado a conocer esa persona magnífica que no comete errores, que no tropieza, etc.
Debo reconocer que me quedaba un poco de esperanza, que en lo más profundo aún creía en ese príncipe, en ese hombre...pero estoy cansada, estoy cansada de esperar a un hombre angelical y perfecto.
Sinceramente no busco a ningún príncipe, no busco a la persona perfecta, no busco a ninguna persona rica, quizás pida demasiado, tal vez, pero por pedir que no quede.
Yo no busco a un hombre que me llene de regalos, tan solo, a alguien que me quiera con locura, que sepa entender mis silencios, que sepa leer mi mirada y que eso sea nuestro mayor código secreto.
Pido un hombre romántico y con eso no quiero decir que me lleve a restaurantes caros, con dos velas y unas copas de vino.
Me refiero a que tenga la suficiente imaginación y creatividad para hacerme los días únicos a su lado, que las noches sean inesperadas, que ansíe que llegue al otro día para saber que toca hoy. Que me lleve a un parque y me bese como si no hubiese mañana, que juntos recordemos nuestra infancia riéndonos en los columpios como puros críos.
Que me haga bromas, que me enfade porque le encante cuando pongo morritos, que no le de vergüenza abrazarme cuando se sienta triste.
Que sepa fusionar la pasión con la ternura, que me sonría antes de ir a dormir y me susurre que me quiere.
Que me deje callada con tan solo un beso en la comisura y una caricia en el dorso de mi mano.
Que me proteja y que sobre todo me sea sincero y fiel.
Quizás pida demasiado, o tal vez no, porque no pido un modelo, no tengo un canon de belleza, tan solo pido un buen corazón.
Yo no soy ninguna princesa, ni vivo en un castillo con un dragón, tan solo soy una chica normal y corriente, que comete errores y que tiene como mascota un yorkshire.
Yo no vivo en un mundo de colores chillones, de piruletas y gominolas donde el mundo de yupi se encuentra al fondo a la izquierda.
Vivo en un mundo egoísta donde intento que lo que me rodea sea totalmente diferente, donde intento colorear cada día el cielo con un arcoiris, donde la sonrisa es mi mayor arma.
Así que nada de príncipes azules, cuentos de hadas y princesas.
Somos imperfectos y cada imperfección nos hace únicos y maravillosos para la persona que nos quiere.

A estás alturas de la vida...¿Existirán príncipes verdes?


No hay comentarios:

Publicar un comentario